POR: RONALD GARCIA NEGRETTE
SOBRE EL ESPACIO BIOGRAFICO
Aunque este ensayo esta enmarcado más en la historia económica que en la historia sociocultural, parte de un método cualitativo, puesto que busca conceptualizar sobre la realidad con base en el comportamiento, los conocimientos, las actitudes y los valores que guían las decisiones de la persona estudiadas. Se advierte que el proceso de investigación cualitativa, explora de manera sistemática los conocimientos y valores que comparten los individuos en un determinado contexto espacial y temporal. Es decir, no se busca verificar hipótesis, sino que se pasa del dato o documento observado y analizado a identificar los parámetros normativos o de comportamiento, que son aceptados por los individuos (Bonilla, E y Rodríguez, P, 1995).
Aunque este ensayo esta enmarcado más en la historia económica que en la historia sociocultural, parte de un método cualitativo, puesto que busca conceptualizar sobre la realidad con base en el comportamiento, los conocimientos, las actitudes y los valores que guían las decisiones de la persona estudiadas. Se advierte que el proceso de investigación cualitativa, explora de manera sistemática los conocimientos y valores que comparten los individuos en un determinado contexto espacial y temporal. Es decir, no se busca verificar hipótesis, sino que se pasa del dato o documento observado y analizado a identificar los parámetros normativos o de comportamiento, que son aceptados por los individuos (Bonilla, E y Rodríguez, P, 1995).
En esta construcción de la realidad a través de lo cualitativo se tienen en cuenta los elementos objetivos[1] y subjetivos[2] de la misma, resaltándose que para la construcción de la misma se aplicando la biografía como método de investigación.
Es valido advertir que al utilizar la biografía, existe una multiplicidad de formas que integran el espacio biográfico, pero que tiene en común que cuentan de diferentes maneras, una historia o experiencia de vida, inscribiéndose así en una de las divisiones del discurso, como lo es la narrativa, lo cual implica manejar la temporalidad (Arfuch, L; 2002).
Establecer la temporalidad del espacio biográfico, implica deslindar el tiempo físico del mundo como continuo uniforme y el tiempo psíquico de los individuos, variable según sus emociones y su mundo interior. A partir de aquí, se distingue el tiempo crónico, que engloba la vida humana en tanto sucesión de aconteceres, tiempo de nuestra existencia, de la experiencia común, continuidad donde se disponen, como bloques, los acontecimientos (Arfuch, L; 2002: 88). Por lo limitado de este trabajo y la disponibilidad de fuentes, solo se queda el análisis al nivel del tiempo físico de los hechos ocurridos en ese presente que ya es pasado.
En este ensayo se busca mantener una relación entre lo biográfico y la narrativa histórica, en la medida que el análisis de los hechos en los cuales estuvo involucrado Manuel Burgos se hace a partir del tratamiento de fuentes, principalmente secundarias, pues no se han consultado archivos, como los del municipio de Ciénaga de Oro en el departamento de Cordoba, que es el espacio geográfico en donde discurre el espacio biográfico en términos de un tiempo físico.
MANUEL BURGOS Y LA HACIENDA BERASTEGUI
Como ya se anoto, en este ensayo se busca dar una primera y parcial semblanza de las actividades empresariales de Manuel Burgos y el como estas permitieron un proceso de modernización técnica y administrativa de la hacienda Berástegui. Se ha denominado una biografía parcial puesto que quedan faltando elementos históricos que permiten tener un espacio biográfico completo de este empresario sinuano.
Hablar de Manuel Burgos y sus acciones como administrador, implica hablar de la hacienda Berástegui como organización, pues su vida misma desde lo privado y lo público[3], gira alrededor de la misma.
Esta es una hacienda sui generis desde el punto historiográfico, en términos de los diferentes trabajos que sobre ella se han realizado o la involucran de forma indirecta, resaltándose el papel que jugó en las decisiones empresariales de Diego Martínez Camargo (Ripoll, M.T; 1999) y como fue a ella en donde se llevó en la región del Sinú las primeras semillas de pasto pará, que había traído desde Curazao Joaquín de Mier algunos años antes, para sembrarlas en las cercanías de Santa Marta. Con la introducción de este pasto en las Sabanas, se empezó a cambiar la costumbre de llevar los hatos ganaderos de playones inundables a sabanas más altas, según la estación de verano o invierno (Villoria de la Hoz, J; 2001).
Además de estas innovaciones tecnológicas alrededor de la ganadería se considera esta hacienda uno de los pilares fundamentales del desarrollo capitalista, puesto que también fueron los primeros en introducir el cultivo del corozo para la extracción de aceite, el tabaco y la caña de azúcar con la que fabricaban el ron “burguero”. Destacándose además que sus propietarios celebraron contratos con sociedades inglesas y norteamericanas para explorar y explotar petróleo, gas natural y carbón en el resguardo indígena de San Andrés de Sotavento. A principios del siglo XX, algunos pobladores adinerados solicitaron al gobierno la disolución del resguardo porque los indígenas habían desaparecido, con la intención de celebrar contratos directamente con esas sociedades para obtener las regalías (Protocolización del Acuerdo No. 4 expedido por el Consejo de San Andrés, 1922) (Geografía humana de Colombia. Región Andina Central. Volumen III)
En este orden de ideas, la genealogía de Manuel Burgos se puede iniciar a construir a partir del origen de esta hacienda, el cual se remonta a 1734 cuando Tomas Gómez y Barragán recibió algunas miles de hectáreas de tierra en concesiones reales, fundándose así la Hacienda Malagana (conocida también como Zapalería de Bugre). A finales del siglo XVIII su hija Petrona casada con Pedro Berástegui poseía 8.000 hectáreas que heredaría su hijo José María (Posada Carbó, E; 1986).
Pero José María Berástegui Gómez y Barragán se había ordenado sacerdote, estableciéndose como párroco de Ciénaga de Oro, población de las cercanías de la hacienda, en donde tenia su residencia, así pudo administrar la feligresía y simultáneamente a la Hacienda Malagana.
José María además de heredero y administrador de Malagana tuvo cinco hijos (tres hombres y dos mujeres) con María Josefa Burgos en una unión de hecho, a los cuales dejo como herederos, pero que por condición de sacerdote no pudo reconocerlos y darles su apellido. De estos hijos, el mayor, Manuel estudio derecho en la Universidad de Cartagena, profesión que ejerció hasta que tuvo que hacerse cargo de la hacienda posteriormente a la muerte de su padre.
Parece ser que José María no fue un buen administrador, pues con la hacienda que dejo como heredad con tierras, ganado vacuno, caballar y esclavos (Burgos, R: 1965), también venían contenidas una serie de deudas, lo cual llevo a que Manuel se retirara del ejercicio del derecho y se dedicara a la administración de la Hacienda Malagana, la cual rebautizo como Berástegui en 1849 (Fals Borda, O; 1976), tal vez como un acto consciente de borrar el carácter ilegitimo del origen familiar.
Este proceso administrativo de Manuel lleva la constitución de la Sociedad Comercial M. Burgos y Compañía, conocida como la Casa Burgos en 1862 (Negrette, V; 2006), compuesta por la madre María Josefa y los cinco hijos, a los cuales se sumarían los yernos de apellido Laza y Vellojin (Posada Carbó, E; 1986: 5), como consecuencia de la inhabilidad de las hijas mujeres de ser propietarias directas de tierras por su propia condición femenina.
Entre 1870 y 1880, Manuel Burgos logro ampliar en 4.000 hectáreas la hacienda (Posada C, E; 1994) como fruto de la compra de las haciendas El Coco, La Ceibita, Rosavieja y el Tajo, pero esto no fue una compra directa, se hizo a través de una figura de permuta en varios casos, pasando así de 8 a12 mil hectáreas, llegando a pastar en ellas hasta 14 mil reses, dando una relación de carga de más de 1 cabeza por hectárea.
Al utilizarse una figura de permuta en la cual los propietarios originales podían utilizar la parte vendida como pastos, dado un precio mensual por cabeza de res que pastaba, lleva a pensar que la Manuel Burgos como administrador general de la Casa Burgos enfrento problemas de liquidez, lo cual se reafirma cuando se evidencia de pagos en especie a través del “ron burguero” y la manteca de corozo que se producían en Berástegui.
A juicio de algunos historiadores como Posada Carbó, que ven el hecho que Manuel Burgos como Administrador general de Berástegui, además de la actividad ganadera alquilara tierras para pastos e hiciera inversiones en otras actividades como una desventaja, a nuestro juicio en términos de la racionalidad económica es lo contrario, puesto que así Burgos y sus descendientes diversificaron el portafolio de inversiones reduciendo el riesgo empresarial.
Esto se demuestra con la comercialización interna de ganado en pie, principalmente a Antioquia y la exportación a Cuba y otras islas del Caribe, Méjico y Costa Rica. Recordando nuevamente que otra de las actividades que más esfuerzo y recursos demandó fue la exploración y explotación de petróleo. Con este fin participaron en la creación de la Compañía Exploradora de Petróleo y la Compañía de petróleo y carbón del Sinú y Sabanas. Esta última compañía logró, después de muchas y persistentes gestiones, que en 1922 la South American Gulf Oil Company (Sagoc) iniciara explotaciones de gas y petróleo en los subsuelos de los municipios de San Andrés de Sotavento y de Chimá, aunque tal aventura empresarial no fue exitosa (Negrette, V; 2006: 5).
Si bien Manuel Burgos logró una significativa ampliación del área de la hacienda y la introducción de mejoras tecnológicas (Fals Borda, O; 1976)[4] que aumentaron la productividad de la tierra y el trabajo como principales factores productivos. Elementos subjetivos como garantizar la unidad familiar no los pudo mantener. Esto se refleja en el hecho que una de las hermanas, Petrona Burgos de Laza, decidió vender su parte a la sociedad familiar, proceso que duro hasta finales del siglo XIX y se pudo resolver con la ayuda financiera de la sociedad de Diego Martínez Camargo.
Pero, las decisiones de Manuel Burgos y sus descendientes sobre las adopciones tecnológicas en el proceso productivo interno de la hacienda al igual que los ubicados geográficamente al exterior de esta, tuvieron efectos de diferente tipo. El primero de ellos fue la semiproletarización de la fuerza de trabajo[5], en especial la ubicada en su área de influencia como el municipio de Ciénaga de Oro. El segundo efecto es el llamado imitación por parte de otros hacendados, que se manifiesta con una expansión territorial de las haciendas de la zona de influencia, la introducción del pasto Pará o admirable que les permitió racionalizar la producción ganadera, levantar cercas de alambre de púa para consolidar la posesión individual de la tierra y con ellos la desaparición de las sabanas comunales del centro de Córdoba hacia las ciénagas del rio San Jorge (Fals Borda, O; 1976).
Una situación exógena a la actividad productiva de la hacienda y posterior a la desaparición de Manuel Burgos fue la guerra de los mil días, la cual por la filiación conservadora de los descendientes de Manuel Burgos y la participación activa en ella del General Francisco Burgos Rubio (1865-1947)[6], llevo a que la hacienda dejara en alto porcentaje de producir, llenándose de malezas a expensas del pasto mejorado, al tiempo que la casa principal de la Hacienda fue quemada.
Esto llevo a que los ingresos de una actividad productiva afincada en la ganadería principalmente y en declive, no pudieran cubrir la estructura de costos fijos y variables, lo que llevo a una generación de excedente negativos que se fueron acumulando en el tiempo, aumentando en forma creciente los pasivos existentes antes de iniciada la Guerra.
Aunque existen pocos elementos de análisis, se puede decir a modo de conclusión que la acciones de Manuel Burgos, en especial las referidas a constituir en una sociedad limitada la heredad paterna, le da una estructura con cierto grado de modernidad a la hacienda Berástegui frente al esquema de empresa unipersonal que primaba en muchas de las haciendas existentes, lo cual impedía la toma de decisiones en forma colegiada entre los propietarios.
El tener una visión del conocimiento y la tecnología, aplicada al mejoramiento de la eficiencia de las actividades agropecuarias en términos de incrementar la productividad de la tierra y el trabajo como los factores productivos preponderantes, le da un halo de modernidad a Berástegui que le permitió diversificar sus portafolio de inversiones, cuya rentabilidad en el tiempo no pudieron sostener sus descendientes.
BIBLIOGRAFIA
Bonilla-Castro, Elssy y Rodríguez S, Penélope. 1995. La investigación en Ciencias Sociales, Más allá del dilema de los métodos. Centro de Estudios de Desarrollo económico, Universidad de los Andes. Editorial presencia. Bogotá.
Arfuch, Leonor. 2002. El espacio biográfico, dilemas de la subjetividad contemporánea. Fondo de Cultura Económica. México.
Ripoll de Lemaitre, María T. 1999. La actividad empresarial de Diego Martínez Camargo, 1890-1937. Cuadernos de Historia Económica y Empresarial Nº 2. Banco de la República. Cartagena. 75p.
Viloria de la Hoz, Joaquín. 2001. Ganaderos y comerciantes en Sincelejo, 1880-1920. Cuadernos de Historia Económica y Empresarial Nº 8. Banco de la República. Cartagena. 66p.
Geografía humana de Colombia. Región Andina Central. Volumen III.
Posada Carbó, Eduardo. 1986. La Hacienda Berástegui: Notas para una historia rural de la Costa Atlántica. Revista Huellas Nº 17. Uninorte, Barranquilla. Paginas 4-7.
Burgos Puche, Remberto. 1965. El general Burgos. Bogotá.
Fals Borda, Orlando. 1976. Capitalismo, hacienda y poblamiento: Su desarrollo en la Costa Atlántica. Bogotá. Editorial Punta de Lanza. 45p.
Posada Carbó, Eduardo. 1994. Empresarios y ganaderos en la costa Atlántica (1850-1950). En: Empresas y empresarios en la historia de Colombia. Siglos XIX-XX. Editorial Norma.
Santana Vega, Juan. 2008. Incidencia de la guerra de los mil días en el Sinú. El Túnel Periódico Cultural Nº 3. Montería.
Negrete Barrera, Víctor. 2006. Mentalidad del ganadero sinuano y el desarrollo. Universidad del Sinú. Montería (Mimeo).
CEIDER
[1] Por un lado están las instituciones, es decir las pautas de comportamiento estandarizadas que son aprehendidas como guías de la conducta social y que permanentemente se reiteran en el transcurso de la vida cotidiana; pero por el otro, se encuentra el lenguaje como canal de vida social (Bonilla, E y Rodríguez, P, 1995: 22).
[2] La realidad se internaliza y permanece en la conciencia, mediante procesos sociales que son posibles gracias al manejo de diferentes niveles de conocimiento que informan sobre las acciones que emprenden los individuos (Bonilla, E y Rodríguez, P, 1995: 24).
[3] El ensayo no logra establecer si intersecciones o trastrocamientos entre lo publico y lo privado en termino de los actos de Manuel Burgos.
[4] Innovaciones tecnológicas ya anotadas en este escrito, como la hierba de Pará o admirable en 1854; la intensificación del cultivo de la caña con producción de azúcar y panela en 1872; la explotación a maquina de la manteca del noli o corozo del Sinú; la destilación técnica de aguardiente (Ron Burguero) y la hechura de drenajes y diques para intensificar las siembras. Berástegui continuo siendo por varias décadas el pionero del “desarrollo económico” regional, promoviendo la exportación de ganado (1880) y el establecimiento de la única “paking house” del país en Coveñas (1919); la navegación a vapor por el rio Sinú para el transporte del ganado (1870); la primera línea telegráfica, “para facilitar transacciones comerciales” (1896); la primera draga para canalización de los caños que llevaban a la hacienda (1902); el primer automóvil y camino carreteable que iban, por supuesto, de Coveñas a Ciénaga de Oro, el centro político-administrativo de Berástegui (1910); y finalmente, el primer gran ingenio azucarero de la costa (1897) (Fals Borda, O; 1976:36-37).
[5] Se habla aquí de una semiproletarización en el sentido que al interior de la Hacienda coexistían formas capitalistas de trabajo remunerado, simultáneamente con formas precapitalistas como la aparcería, en las cuales el esquema es más cercano a un semifeudalismo.
[6] Entre los combates en que participo activamente el General Burgos están:
· Combate de Montería: Se llevó a cabo el 28 de febrero de 1900, entre los ejércitos comandados por los generales Juan Alberto Ramos, Manuel “El Indio” Vera, y los oficiales Marimón, Vargas y Concoy, por el bando rebelde, y las huestes del gobierno, comandadas por el general Francisco Burgos Rubio, Milcíades Rodríguez y los hermanos Cabrales Lora (Prisciliano e Ignacio).
· Combate de Los Tablones: Este lugar está localizado entre los municipios de Sahagún y San Marcos. De San Carlos de Colosiná habían salido las tropas revolucionarias huyéndole a las del gobierno. Las primeras estaban bajo el mando del coronel Porfirio Sotomayor y las segundas se hallaban orientadas por el general Burgos Rubio, Nel Rodríguez y los hermanos Rafael y Ricardo Rodríguez. Por poco, el ejército oficial cae en una emboscada. Finiquitado el combate a favor del gobierno, fue hecho prisionero y fusilado el coronel Henao (Santana Vega, J; 2008).